
Una operación polÃtica para descabalgar al Partido Popular de un territorio que termina por volverse en contra. PSOE y Ciudadanos se han visto esta semana superados por los acontecimientos y ambas fuerzas tendrán que pagar lo ocurrido en mayor o menos medida. Mientras que el último episodio llevará al partido de Inés Arrimadas a abrirse en canal, los socialistas también quedan fuertemente comprometidos.
La consecuencia más directa de la moción de censura fallida es que el PP continuará gobernando en la región, pero no de cualquier forma, sino en una situación más cómoda, en la que cuentan con algo similar a una mayorÃa absoluta, con tres diputados dÃscolos de Cs adheridos a sus tesis que podrÃan pasarse sin grandes dificultades a las filas populares, dejando un Gobierno más estable que el que fueron a derrocar.
A esto se suma el papel de Teodoro GarcÃa Egea, el secretario general del PP que en los últimos meses ha sido fuertemente cuestionado a nivel interno y que, tras su viaje exprés a Murcia para abortar la operación contra López Miras, ha ganado galones dentro del partido y ha quedado apuntalado por salvar este bastión. La división y la inestabilidad dentro del PP era también un galón para los socialistas, que con su operación también han reducido las grietas dentro del partido.
La derivada madrileña de la operación es Madrid, donde Isabel DÃaz Ayuso se adelantó a los posibles movimientos de sus socios y convocó un adelanto electoral que ha pillado con el pie izquierdo a todas las fuerzas de oposición, dejando pobres perspectivas electorales. Mientras que Cs y Podemos podrÃan perder su representación en la Asamblea de Madrid, según la primera encuesta publicada por El Confidencial, los socialistas tampoco tienen grandes aspiraciones.
Ãngel Gabilondo ha sido reafirmado como candidato de contingencia, aunque el dirigente estaba de salida y con voluntad de abandonar la polÃtica madrileña. El PSOE no tiene margen para lanzar un nuevo liderazgo, y todo apunta a que dejarán pasar estos comicios para jugar sus cartas en 2023, cuando tendrán que celebrarse de nuevo elecciones, para poner en marcha toda la maquinaria electoral con el viento a favor de dirigir el Gobierno de España.
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Otra de las consecuencias más directas es el papel que le espera a Ciudadanos. El partido al que los socialistas aspiraban a tener de aliado se aproxima a su descomposición. Los naranjas parecen haber quedado sin hueco después de los últimos intentos fallidos de resituarse en el escenario polÃtico. La debilidad de los naranjas los desactiva como un socio útil para los socialistas. Los de Arrimadas han perdido dos gobiernos autonómicos en apenas 72 horas y a cambio de nada; algo que les da motivos para mantener con más firmeza aún los acuerdos que ya mantienen, empujándoles a abrazar de nuevo al Partido Popular.
Tras el intento fallido de acercamiento al PSOE y la implosión que ha provocado en sus filas, los naranjas medirán sus pasos ante cualquier aproximación ante la amenaza de que reabra las heridas a nivel interno. A falta de que Cs debata el próximo lunes el rumbo a seguir en la polÃtica de pactos, la formación no está en disposición de ofrecer sus apoyos a un Pedro Sánchez que quedará debilitado en el Congreso, después de que ERC, uno de sus aliados de legislatura, haya apostado por un Govern independentista que le dificultará mantener sus apoyos al presidente socialista.
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