
Ganar hasta cuando pierdes. Asà es como ha planeado Moncloa la estrategia de Salvador Illa en Cataluña. Su candidatura, tal y como se explicó en estas páginas, suponÃa un win-win: por la victoria en las urnas, y por lo que vendrá a partir de ahora. Su investidura parece abocada al fracaso, pero el mero hecho de anunciarla ha puesto sobre las cuerdas a un socio estratégico del Gobierno: ERC.
Tal y como reconocen a LPO cargos socialistas muy próximos a Moncloa, el pacto sellado por todas las fuerzas soberanistas para no pactar con Illa fue visto en el cuartel general de Pedro Sánchez como una nueva ‘foto de Colón'. No solo por las similitudes con aquella imagen, explotadas en los últimos dÃas de campaña, sino por la oportunidad que representaba para los intereses del Ejecutivo.
Con las cartas de ERC y Junts descubiertas, Salvador Illa podÃa haber renunciado a la investidura tal y como hizo Inés Arrimadas hace poco más de tres años. No obstante, el candidato del PSC ha hecho justo lo contrario, a pesar de tener imposible lograr una mayorÃa de 68 escaños. Su objetivo, sin embargo, es otro: poner el cronómetro de ERC en marcha.
La estrategia de Oriol Junqueras y Pere Aragonès era negociar de forma pausada un "frente amplio" con Junts, En Comú y la CUP, ofreciéndoles a todos ellos la entrada en el Govern. Ahora, sin embargo, con el anuncio de Illa los planes han cambiado: "Se tienen que dar prisa para cerrar cuanto antes esa puerta".
Pere Aragonès y Laura Borrà s.
El reloj, ahora, corre en contra de los republicanos, que se encuentran entre la espada y la pared: después de anunciar su veto a Illa, solo les queda pactar con Junts, ya que los ‘comuns' han anunciado que no entrarán en un Govern con los de Puigdemont. Y ese acuerdo debe llegar pronto, porque el que aguarda en la recámara es el ganador de las elecciones del domingo.
Un Govern condenado al fracaso
Esquerra, ante este panorama, meterá prisa a Junts, que aprovechará la tesitura para exigir consejerÃas y otros cargos clave. En ERC, además, temen que los de Laura Borrà s estén dispuestos, incluso, a forzar una repetición electoral si no consiguen todo lo que quieren. Las negociaciones, por tanto, serán muy complicadas para los republicanos.
Si pese a esas dificultades se logra formar Govern, el nuevo Ejecutivo, calculan en Moncloa, será "muy débil" y condenado al fracaso. No se descarta, incluso, que pueda llegar a romperse ante las desavenencias de ERC y Junts. Un escenario que seduce, y mucho, en el Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
De producirse esa ruptura, Esquerra gobernarÃa en solitario y se verÃa forzada a buscar apoyos entre los partidos de izquierda. Concretamente, en el PSC y en los Comuns. Una alianza que blindarÃa el apoyo de ERC al Gobierno de PSOE y Podemos en Madrid hasta el final de la presente legislatura.
Cargos de En Comú, además, verÃan con buenos ojos entrar en el Govern si ERC rompe con Junts, en un pacto que reforzarÃa a Albiach en Barcelona y a Iglesias en Madrid y que tampoco molestarÃa mucho al Partido Socialista.
Todo dependerá de las negociaciones que emprendan ERC y Junts en los próximos dÃas, y que parten condicionadas por la candidatura de Salvador Illa a la investidura. El ‘efecto Illa', en definitiva, se extiende más allá de los comicios y continúa siendo un factor decisivo en las relaciones del Gobierno central con Esquerra.
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