Gobierno
Los doce primeros meses del Gobierno de coalición, en 12 polémicas
El 7 de enero del 2020 Pedro Sánchez fue investido gracias a la primera alianza de coalición de la democracia, que ha venido marcada por la gestión de la pandemia y ha estado salpicada por importantes tensiones entre los socios de Gobierno

Este jueves 7 de enero Pedro Sánchez cumple un año desde que fue investido presidente y puso en marcha el primer Gobierno de coalición, que ha superado sus primeros doce meses marcados por la pandemia. Una crisis sanitaria que Sánchez e Iglesias han afrontado sorteando las polémicas y las riñas internas de un Consejo de Ministros bicolor: "Tendrá varias voces, pero siempre la misma palabra", dijo por entonces el presidente. Era el primer Gobierno de coalición en la Historia de España y no iba a ser fácil afinar esas "voces" para evitar unas discordancias que finalmente han marcado, mes a mes, el último año. 

Y es que 2020 se estrenó dando luz verde a la fórmula de PSOE y Podemos. Hace ahora un año, el 5 de enero de 2020 y en víspera de Reyes, el Congreso tuvo que abrir sus puertas para la primera votación que convertiría a Pedro Sánchez en presidente del Gobierno. Con 166 votos a favor su candidatura no salió adelante y tuvo que esperar dos días más para que la Cámara Baja le diese su apoyo para ponerse al frente del Consejo de Ministros. El 7 de enero, tal día como hoy, comenzaba una nueva página en la Historia reciente que ha afrontado en este tiempo sus más y sus menos. 

Enero: Iglesias desprecia al CGPJ y obliga a Sánchez a defenderle. Solo tres días después de que la coalición echase a andar, Pablo Iglesias -en su primera entrevista como vicepresidente de Gobierno- criticó la "humillación" dela justicia española después de que el TJUE reconociera la inmunidad y el escaño de europarlamentario de Oriol Junqueras, contra el criterio de los magistrados del Tribunal Supremo. La reacción no se hizo esperar, y el Consejo General del Poder Judicial emitió un duro comunicado pidiendo "mesura" a los dirigentes del Gobierno.

El presidente del CGPJ Carlos Lesmes y los siete vocales de la comisión inmediatamente salieron a pedir "la moderación y prudencia", así como  la responsabilidad institucional" necesaria "para evitar la utilización política de la Justicia o el cuestionamiento de la independencia, la imparcialidad y la profesionalidad" del Poder Judicial.  Desde el Gobierno tuvieron que salir a defender al vicepresidente. 

Febrero: enfrentamiento por la política migratoria. En el mes de febrero PSOE y Unidas Podemos se enfrentaban por el que es uno de los grandes puntos de desencuentro entre las dos formaciones del gobierno: la política migratoria. Después de una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que avalaba las devoluciones en caliente, el ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska aceptó trasladar este aval a la normativa europea y se filtró un borrador de su departamento por el que pretendía endurecer las políticas migratorias.  

La respuesta de los morados fue dura, y el propio Iglesias se opuso públicamente al ministro. "Cualquier acción que vaya en contra de los derechos humanos y en contra del acuerdo de Gobierno no se puede producir", defendió en una entrevista en TVE. Meses más tarde, ya en diciembre, el Ejecutivo consumaría centenares de devoluciones en caliente de migrantes de Canarias sin mención alguna por parte de los morados, tal como contó LPO. 

Marzo: cuando Iglesias llamó a Campo "machista frustrado". Marzo seria el mes que lo cambiaría todo pero hasta la explosión definitiva del coronavirus la coalición se enfrentaba al primer gran choque de trenes en el seno del Gobierno. La ley del "solo sí es sí" de Irene Montero afrontó fuertes turbulencias y se saldó con un enfrentamiento directo con el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, que tuvo que hacer varias correcciones al Anteproyecto. 

Esto fue interpretado por Podemos como un intento de retrasar la ley que el Gabinete de Montero quería exhibir en la manifestación del 8M. Es por ello que los morados atacaron con dureza a Campo, hasta el punto de que el vicepresidente Iglesias aseguró que tras las excusas técnicas había mucho "machista frustrado". La críticas contra Irene Montero arreciaron en la facción socialista del ejecutivo, que llegó a calificarla de "la peor ministra del Gobierno". El propio Sánchez tuvo que salir a defender al titular de Justicia. 

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Abril: Sánchez arrincona a Podemos en la gestión de la pandemia. Pero el 14 de marzo Sánchez decretó el estado de alarma: el Covid-19 había llegado a España y el sistema sanitario estaba colapsado. El Gobierno adquiría el mando único y los ministros de Unidas Podemos no estarían en esa toma de decisiones

Pedro Sánchez arrinconó a lo miembros minoritarios de la coalición durante las primeras semanas del estado de alarma pero las tensiones internas y las quejas de Iglesias le obligaron a rectificar ya a incluir al vicepresidente y a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en el comité que se encargaría de la desescalada un mes y medio después.

Sánchez arrinconó a lo miembros minoritarios de la coalición durante las primeras semanas del estado de alarma

Era el mes de abril y Pablo Iglesias tuvo que hacer frente también a las acusaciones por la gestión de las residencias de ancianos, uno de los escenarios más mortales durante la pandemia. Esa fue otra de las grandes polémicas dentro del Gobierno porque si bien el ministro de Sanidad le dejó al mando de las residencias lo cierto es que las competencias eran de las Comunidades Autónomas y el vicepresidente se escudó en ello para eludir responsabilidades. 

Mayo: primer gran pacto con EH Bildu para derogar la reforma laboral "íntegra". En mayo, aún con los contagios a la baja y la saturación hospitalaria más controlada, el Gobierno seguía necesitando el estado de alarma. Era la quinta prórroga, pero el PP se negaba a darle su ‘sí' en el Congreso. Por eso, se justificó entonces el PSOE, buscaron el apoyo de EH Bildu. Una abstención que los vascos dieron a cambio de un acuerdo con los partidos de la coalición para derogar "de manera íntegra" en los próximos meses la reforma laboral de 2012 aprobada por el PP. 

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Ni la ministra de Trabajo Yolanda Díaz ni al de Economía, Nadia Calviño, estuvieron al tanto de ese pacto que se convirtió en el primer gran acuerdo con la izquierda abertzale, antesala de lo que pasaría meses después para la aprobación de los presupuestos. Calviño llegó a asegurar que sería "contraproducente" abordar el asunto. 

También en el mes de mayo el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, comenzó a diseñar el Ingreso Mínimo Vital con Pablo Iglesias presionando para su aprobación y con la CEOE que se levantó de la mesa de negociación tras el pacto con EH Bildu.

Junio: arranca un IMV que ha enfrentado a Iglesias con Escrivá. Los de Iglesias repitieron en más de una ocasión que sin ellos en el Gobierno Sánchez no habría dado ese paso aunque el presidente también sacó pecho de una medida que convertía a España en un país más "decente". Pocos meses tardó el IMV en enfrentar al Consejo de Ministros porque la prestación no ha funcionado tan bien y tan rápido como se esperaba e Iglesias cuestionó la actuación de Escrivá.

Julio y agosto: Moncloa negocia la salida del emérito y se lo esconde a Podemos. Tampoco en los meses de verano hubo ‘paz' para la coalición. Esta vez a cuenta del rey emérito, en julio Unidas Podemos ya presionaba al PSOE en el Congreso para investigar las actividades supuestamente fraudulentas de Juan Carlos I pero la negativa era constante. Para más ‘inri' el 4 de agosto Casa Real anunciaba que el rey emérito abandonaba España. Moncloa llevaba semanas negociando la salida de Juan Carlos I sin informar a sus socios de gobierno.

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En Unidas Podemos no gustó que se les dejase al margen de esta decisión y aprovecharon para desmarcarse de la ‘operación salida' de Juan Carlos I hacia Abu Dabi. Es más, tanto Pablo Iglesias como Alberto Garzón se mostraron muy críticos en redes sociales con la decisión del emérito de abandonar el país tras los escándalos y sin rendir cuentas.

En Unidas Podemos no gustó que se les dejase al margen de esta decisión y aprovecharon para desmarcarse de la ‘operación salida' de Juan Carlos I hacia Abu Dabi

Septiembre: Celáa en el punto de mira de Podemos. Y en septiembre la ‘vuelta al cole' que también provocaría un nuevo enfrentamiento entre los ministros de Pedro Sánchez. Los de Iglesias criticaron abiertamente la gestión de la ministra de Educación Isabel Celáa y la acusaron de no haber actuado con previsión en el regreso a las aulas.

Octubre: presión a Sánchez desde el Congreso. Con el curso escolar ya encauzado tocaba hacer lo mismo con el curso político y el objetivo estaba claro: aprobar los presupuestos antes de 2021. Lo consiguieron pero no sin enfrentamiento. En Unidas Podemos, aseguran desde su entorno, han aprendido en estos doce meses en el Gobierno que la forma de "arrancarle" las medidas más progresistas al PSOE es presionando a tres bandas: en el Consejo de Ministros, en el Congreso y en los medios de comunicación. Y así lo hicieron, aprovechando la negociación con los presupuestos, para aprobar la regulación al precio de los alquileres.

En el último momento los de Iglesias se sumaron a ERC y EH Bildu para presentar una enmienda a sus propios presupuestos con el fin de que el PSOE aceptara la regulación al precio de la vivienda. Lo consiguieron.

Noviembre: Laya desautoriza a Iglesias. La polémica en noviembre la traería el conflicto del Sáhara. Volvía la guerra al Sáhara y Pablo Iglesias pedía un referéndum de autodeterminación, una postura que dista mucho de la que oficialmente tiene el Gobierno de España y el Ministerio de Exteriores cuyas relaciones con Marruecos están debilitadas. Las declaraciones de Iglesias obligaron a la ministra Arantxa González Laya a desautorizar a Iglesias en cuestiones de política exterior.

Diciembre: el "cabezón" de Montero a Iglesias. Sánchez e Iglesias han cerrado el año como lo comenzaron: con tensiones pero con acuerdos. Porque aunque a Unidas Podemos les ha costado más que otras veces han conseguido aprobar un decreto para paralizar los desahucios y el corte de suministros, el que había sido su gran caballo de batalla en las últimas semanas. No fue fácil porque ni a Calviño ni a Montero les gustaba la propuesta de Podemos, tanto es así que nos dejaron una de las imágenes de la coalición hasta el momento: María Jesús Montero hablando con Iglesias en receso durante la sesión plenaria y llamándole "cabezón".

No parece que el 2021 vaya a ser mucho más tranquilo en la Moncloa porque los dos partidos del gobierno ya han empezado con una tarea pendiente para la que no se ponen de acuerdo: subir el SMI. Unidas Podemos presiona y el PSOE se resiste. Como en los últimos doce meses. 

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